sábado, 17 de mayo de 2014

Y con la familia, ¿qué hago?

       Uno de los principales conflictos que tenemos los docentes a la hora de enfrentarnos a nuestro trabajo es cómo comunicar a las familias algún comportamiento o hecho particular de sus hijos, y se vuelve realmente complicado cuando el hecho en sí se toma como un problema, como puede ser el caso del TDAH, por lo que es fundamental tener mucho tacto y delicadeza a la hora de comentar el asunto.

       En algunos casos las familias están totalmente involucradas en la educación y formación de sus hijos, por lo que no es difícil comunicarnos con ellos (además suelen ser más comprensibles), pero hay otros casos en lo que puede ser realmente complicado, ya sea porque los padres trabajan en una larga jornada laboral, estén separados, no sean accesibles, o, en mi caso concreto, porque la educación musical no se considera algo importante, si no el hobby o actividad extraescolar a la que van los hijos después del colegio para pasar un rato o "tenerlos entretenidos" mientras ellos siguen su jornada, pero que no importa si aprovechan las enseñanzas o no. Lo más importante es hacer ver a los padres la importancia de que ellos estén ahí, que se involucren y que sean un buen ejemplo para sus hijos, y, aunque esto es una norma general para todos, en los casos en los que hemos detectado un posible trastorno de déficit de atención e hiperactividad, esto es un pilar fundamental (si los padres estuvieran separados, la implicación de ambos a partes iguales y que ambos conozcan la situación también es sumamente importante, así como el caso de hermanos si los hubiera).

       En el momento en que sospechemos que entre nuestro alumnado podemos tener un alumno con TDAH hay que ponerse en contacto con las familias lo antes posible, pues un diagnóstico precoz implica poder atender a ese alumno en base a sus necesidades tan pronto podamos, lo que aumentará las posibilidades de éxito.

       Lo primero que tenemos que hacer es explicar a las familias lo que implica este trastorno y que no es algo malo, o algo que implique que su hijo fracasará tarde o temprano. Hay que explicar los aspectos buenos de estas personas y destacarlos, así como comentar los no tan buenos (soy de la opinión de no mentir a las familias, por lo que ocultar los aspectos menos positivos para mi no es una buena solución), y reflexionar con ellos sobre cómo actuar ante ellos. Al igual que con las familias, con el alumno en sí se hará igual (y así se explicará a los padres que deben actuar), resaltando lo que hace bien y no regañando en exceso, sin que eso implique consentir y permitir cualquier comportamiento. En estos casos suele ser de gran ayuda poner a las familias en contacto con asociaciones en las que hay familias en su misma situación y así entre ellos se ayudarán y entenderán mejor, y también porque verán como personas con TDAH han vivido igual que personas que no tenían este trastorno, simplemente hay que saber tratarlas.

       Las normas deben estar claras y el alumno debe conocerlas, y se harán entre el docente y la familia conjuntamente, teniendo claro que su no cumplimiento traerá consecuencias, pero siempre sabiendo que estos alumnos suelen tener la autoestima baja debido a su comportamiento especial que muchas veces la gente no entiende, y que lo que debemos orientar es a la persona, no a su trastorno (hay que tener claras desde un principio las implicaciones que lleva este trastorno y que es lo que no hay que castigar, pues el alumno no es responsable de ello, como ser muy movido, despistado, olvidadizo, desordenado...), y antes de hacer cualquier valoración, ponerse en el lugar del afectado para poder entenderlo mejor.

La coordinación entre profesor y familia es vital, y así se planificarán las actividades y tareas, estando todos implicados y navegando en la misma dirección. Se darán siempre órdenes claras, precisas y concretas, y todo con pasos claramente explicados para que la dispersión sea lo menor posible. Será una buena idea tener una libreta donde el docente explique de esta manera las tareas que debe realizar el alumno en casa, y así los padres podrán ayudarle y vigilar que hace todo lo que se le ha pedido y que no se salta ningún paso.

       Por último hay que saber que la paciencia en estos casos es absolutamente necesaria y que cuanto más unidos estemos todos, mejor funcionará el equipo, y esto revertirá en una mejor consecución de los objetivos, una mayor autoestima del alumno, y un mejor control de su trastorno, lo que viene significando una mayor FELICIDAD de nuestro alumno, que es lo que todos queremos y el elemento fundamental de todo nuestro trabajo.



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